Sembrando Vivienda

Sobre el programa

La falta de vivienda y hábitat adecuado afecta a más de 100 millones de personas que viven en situación de pobreza en América Latina. De ellas, el 70% vive en áreas rurales.

Según el BID una de cada tres familias de América Latina y el Caribe habita en una vivienda inadecuada o construida con materiales precarios y carentes de servicios básicos. Las comunidades indígenas y afrodescendientes son las que tienen menor acceso a bienes y servicios básicos como educación, salud, agua potable y saneamiento.

En este contexto, We Effect propuso un programa de desarrollo rural para la reducción de la pobreza que además ayude a reducir la migración a la ciudades, alivianando el hacinamiento y los índices de pobreza urbana, y que colabore en el crecimiento de las economías rurales y los modelos de agricultura sostenible. Trabajamos con énfasis en siete países: Honduras, El Salvador, Guatemala, Bolivia, Nicaragua, Paraguay y Colombia. En estos países, los porcentajes de familias que no cuentan con un techo para vivir o que habitan viviendas de mala calidad van desde el 37% por ciento, como es el caso de Colombia, al 78% como en Nicaragua.

We Effect promueve desde 2001 el modelo de Cooperativas de Vivienda Autogestionarias por Ayuda Mutua (CVAM) como alternativa para acceder a una vivienda digna y adecuada, con énfasis en mujeres.

Más que cuatro paredes y un techo: construimos comunidades inclusivas, sostenibles y seguras

We Effect pone énfasis especial en la promoción al acceso a la vivienda y hábitat adecuada, siendo la única organización no gubernamental de la cooperación sueca que trabaja el tema.

Nuestro trabajo contribuye a la promoción e incidencia por la vivienda y el hábitat como derechos humanos, para garantizar el acceso de los sectores populares a una vivienda adecuada, a un costo razonable, basado en la participación, la autogestión, la ayuda mutua, la propiedad colectiva y la solidaridad.

Isabel Zerboni

Dirigenta de la Federación Uruguaya de Cooperativas de Vivienda por Ayuda Mutua (FUCVAM), explica en qué consiste el derecho de usuario que propone el modelo cooperativo de vivienda, en contraposición al derecho de propiedad.

Desde 2001 We Effect promueve el Modelo de Cooperativas de Vivienda Autogestionarias por Ayuda Mutua (CVAM) como alternativa para acceder a una vivienda digna y adecuada para las personas de escasos recursos. Este modelo se basa en los principios de Autogestión, Ayuda mutua, Propiedad colectiva y Asistencia técnica especializada por parte de organizaciones multidisciplinarias que guían y capacitan a cooperativistas. Las prioridades del modelo son: la transformación de marcos legales para el desarrollo de la vivienda cooperativa que garanticen los subsidios, el acceso al suelo y el financiamiento de viviendas asequibles y dignas para las familias de bajos ingresos; la construcción de tejido social y relaciones sanas en las comunidades; la seguridad y la tenencia de las familias sobre la vivienda; y la expansión progresiva de los grupos cooperativos sobre la base de la aceptación del modelo como una alternativa viable para la vivienda digna y el desarrollo humano.

El acceso a la vivienda y el hábitat adecuado tiene una relación directa con la posibilidad de cumplir con otros derechos humanos como la salud, la educación, la seguridad y el mismo acceso a la tierra.

Para We Effect es sustancial el aporte al fortalecimiento de las capacidades de las organizaciones contraparte para incidir y promover la igualdad de derechos a la tierra, a los recursos económicos y al cuidado, a partir de la promoción de modelos de desarrollo rural sostenibles. Pero es cierto que la cooperación internacional no puede resolver el problema de falta de vivienda adecuada: por eso es imperante que los Estados se involucren con financiamiento, carteras de tierras y subsidios. Con este modelo, We Effect ha probado que es factible y viable, si la gente se organiza en cooperativas, gestiona sus proyectos y defiende la vivienda como un derecho humano creando movimientos fuertes de lucha, lograr satisfacer las demandas.

Anders Hansson y Waleska Espinoza. Cooperativa JJuntando Manos. León, Nicaragua.

En 2020 el programa se enmarcó en un contexto de debilitamiento de la democracia, aumento de las desigualdades, desempleo y privatización de recursos naturales, al que se sumaron sequías, huracanes y la pandemia de la COVID-19. Las consecuencias socioeconómicas de la pandemia para las personas sin vivienda adecuada no tienen precedentes. Según un estudio global de ese año: “Cooperativas de vivienda ofrecen protección en tiempos de pandemia” realizado por We Effect junto con urbaMonde y la Red Co Hábitat, el 43% de las personas perdieron más de la mitad de sus ingresos durante 2020, el 49.3% tuvo dificultades para costear sus viviendas y el 40% de las personas en viviendas con tenencia irregular recibieron amenazas de desalojo.

El programa multipaís de Vivienda y Hábitat (VIVHA) de We Effect América Latina apoyó desde su comienzo a más de 15 organizaciones y movimientos sociales en los siete países de la región. En América Latina el modelo de vivienda ha sido formado principalmente por mujeres, tanto como asociadas como en cuerpos directivos. En VIVHA, la transversalización de esto se da en varios sentidos: el incremento de la participación de las mujeres en los procesos de formación y en la participación política; las iniciativas de cuidado como estrategia de incremento de participación y corresponsabilidad; y las propuestas de políticas públicas y estatutos el enfoque de género como estrategia para acceso a la vivienda con prioridad en mujeres y disminución de la violencia.

La representación en la membresía de las cooperativas es de un promedio de 67% de mujeres. Hay países como El Salvador, Paraguay y Honduras que supera el 71% y ningún país es más bajo del 60%.

La representación de mujeres en la membresía de las cooperativas es de un promedio de 67%. En cargos de Dirección de base y en organizaciones de segundo grado, el porcentaje alcanza el 71%.

Uno de los resultados del programa ha sido el fortalecimiento de las redes y alianzas de organizaciones y actores (hombres y mujeres) en donde el trabajo de sinergias entre los países contribuyó a un gran fortalecimiento de las organizaciones. Una estrategia destacada fue la formación de la Coordinadora Regional de Suramérica COVUAMSUR en el 2014 y la consolidación de la Coordinadora Centroamericana, COCEAVIS que data del 2012. Estas redes son estratégicas, tanto para la formación de capacidades como para la incidencia. Por ejemplo, en el 2017 ambas se pronunciaron para pedir a La Secretaría Nacional de la Vivienda y Hábitat en Paraguay financiamiento para una cooperativa rural llamada SIDEPAR, la cual después de movilizaciones y luchas logró el financiamiento para 52 familias.

Vivienda cooperativa urbana

Centro Histórico de San Salvador, El Salvador: Lucía Barahona, lideresa de la Asociación Cooperativa de Vivienda por Ayuda Mutua San Esteban (ACOVIVAMSE), explica qué tan diferente es vivir en una vivienda adecuada, autoconstruida en colectivo, de vivir en un mesón, producto de los cambios atravesados al organizarse en cooperativa de vivienda:

Vivienda cooperativa rural

Región del Bajo Aguán, Honduras: María Julia Hernández, lideresa de la Cooperativa de Vivienda por Ayuda Mutua Pech Limitada (COVIAMPECH), explica los detalles de la vivienda autoconstruida, de acuerdo a las necesidades de su entorno y de su grupo familiar, a través de fortalecer capacidades propias para ello:

La violencia, la inestabilidad política, la falta de cohesión social y la injusticia siguen siendo un desafío en las sociedades en general. Este programa ha demostrado de manera tangible que las personas que han llevado un proceso de formación y forman una cooperativa tienen posibilidades de generar valores de solidaridad, de apoyo a la comunidad y convivencia pacífica.

En estos años, hemos podido relevar un total de 92 cooperativas constituídas, 1205 viviendas construidas y un aproximado de 4820 personas con acceso a esas viviendas.

El acceso al suelo sigue siendo un reto en toda la región. El largo de los tiempos, por ejemplo, es un desafío para las familias en búsqueda de vivienda y para la conservación de la participación en las cooperativas. Las cooperativas de vivienda han estado en auge en los últimos años en las zonas urbanas, debido a los altos índices de urbanización en la región. Apoyar el desarrollo del modelo en áreas rurales como una estrategia para mitigar la migración del campo a la ciudad también es un desafío, ligado intrínsecamente a la lucha de las comunidades rurales por la defensa de sus territorios.