Sembrando Vivienda

Sobre el programa

La falta de vivienda y hábitat adecuado afecta a más de 100 millones de personas que viven en situación de pobreza en América Latina. De ellas, el 70% vive en áreas rurales. En We Effect hemos hecho énfasis especial en la promoción del acceso a la vivienda, con un programa de desarrollo rural para la reducción de la pobreza que además ayude a reducir la migración a la ciudades y colabore en el crecimiento de las economías rurales y los modelos de agricultura sostenible.

Siendo la única organización no gubernamental de la cooperación sueca que trabaja el tema, hemos apoyado a más de 15 organizaciones y movimientos sociales en El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Paraguay, Bolivia y Colombia para lograr marcos legales que incluyan: financiación estatal, suelo urbanizado y subsidio. El resultado al 2022 han sido un total de 92 cooperativas constituídas, 1205 viviendas construidas y un aproximado de 4820 personas con acceso a esas viviendas. Pero buscamos más que cuatro paredes y un techo: construimos comunidades inclusivas, sostenibles y seguras.

VIVHA a través de los años

1998

Alianza estratégica entre FUCVAM y el Centro Cooperativo Sueco (CCS), ahora We Effect, para transferir y replicar el modelo cooperativo de vivienda de Uruguay, de la mano con el CIPAE.

2003

Paraguay: se aprueba la Ley Nº 2329 para establecer el “marco de administración de las cooperativas de vivienda”. El CCS lleva a FUCVAM a Centroamérica y a Bolivia y se estructura el primer Proyecto Regional.

2006

Honduras: se crea el Programa de Vivienda Ciudadana y Crédito Solidario (PROVICCSOL), con financiación estatal para cooperativas de vivienda.

2010

Se conforman la Federación Salvadoreña de Cooperativas de Vivienda por Ayuda Mutua (FESCOVAM) y la Central Nicaragüense de Cooperativas de Vivienda “Comunidades Dignas” (CENCOVICOD). Luego se juntan con la Mesa de Cooperativas de Vivienda del Sur de Honduras (MECOOVISURH) y la Mesa Guatemalteca de Cooperativas de Vivienda por Ayuda Mutua (MEGCOVAM). Éstas y otras integran la Coordinación Centroamericana Autogestionaria de la Vivienda Solidaria (COCEAVIS).

2011

Se concretan varios proyectos piloto por parte de cooperativas de vivienda en Bolivia (2011), El Salvador (2013), Guatemala (2013) y Honduras (2014).

2012

El Salvador: se aprueba acuerdo entre los gobiernos de El Salvador e Italia para la financiación de la cooperación italiana del Proyecto de “Recalificación Socioeconómica y Cultural del Centro Histórico de San Salvador”.

2012

Nicaragua: se logra la constitución de una cartera de tierras con suelo municipal en la ciudad de León para las cooperativas de vivienda de la zona, constituyendo un barrio cooperativo.

2012

Guatemala: se aprueba por Decreto número 9-2012 la Ley de Vivienda.

2015

El Salvador: se aprueba una Política Nacional de Hábitat y Vivienda que contempla al modelo cooperativo de vivienda.

2018

Se constituye la Alianza Latinoamericana de Cooperativas de Vivienda por Ayuda Mutua (ALACVAM), como instancia articuladora de todas las organizaciones de segundo grado de base cooperativa de vivienda en América Latina.

2021

Inicia la construcción de los 3 primeros proyectos de las cooperativas de vivienda del Centro Histórico de San Salvador.

2022

Cierre del programa regional con más de 19 organizaciones socias, entre ellas coordinaciones aglutinadoras del movimiento cooperativo de vivienda y entidades de apoyo técnico, apoyadas en el fortalecimiento de sus procesos organizativos y de incidencia política por el derecho humano a la vivienda y el hábitat.

Bolivia

Cooperativa COVIVIR. Cochabamba, Bolivia.

El modelo cooperativo cuenta con iniciativas de cuidado, reglamentos y procesos formativos para disminuir la violencia, formación en derechos y formación en propiedad colectiva para la protección de las mujeres. Además, se han logrado políticas públicas que contemplan subsidios para las que se encuentran en situación más vulnerable.

“Había una compañera que venía con el ojo morete y ella nos decía `Me he caído`”, cuenta Jacqueline Enríquez, de la COVISEP de Bolivia. Y continúa: “Pero hemos vivido aquí y vimos la realidad: que había tenido un esposo golpeador. Ahora las mujeres nos hemos unido para que ya no haya eso”

“Había una compañera que venía con el ojo morete y ella nos decía `Me he caído`. Pero vimos la realidad: tenía un esposo golpeador. Ahora las mujeres nos hemos unido para que ya no haya eso”, cuenta Jacqueline Enríquez, de la COVISEP.

Alrededor del mundo, las mujeres ocupan más del doble de tiempo que los hombres en el trabajo de cuidados no remunerado. Estos pueden ser limpiar, cocinar y cuidar a los niños y niñas y otros familiares.

We Effect inició acciones en Bolivia hace más de veinte años. Desde 2008 tuvimos una Oficina País ubicada en Cochabamba, en el centro del país. Y hemos contado con una diversidad de organizaciones con las que colaboramos: cooperativas, asociaciones de productores agroecológicos, organizaciones gremialistas, organizaciones comunitarias y movimientos feministas.

Los últimos años en zonas del Oriente se han vivido incendios forestales, afectando más de seis millones de hectáreas. Esto no sólo profundiza la crisis climática en el país, también afecta directamente a comunidades indígenas de estas zonas amazónicas. Por ello, en el programa de desarrollo rural sostenible trabajamos prioritariamente para el fortalecimiento de las organizaciones, promoviendo la producción agroecológica, la economía social y solidaria y el desarrollo de emprendimientos productivos. En el programa de vivienda y hábitat adecuado trabajamos con cooperativas de vivienda para avanzar en la política pública que genere las condiciones necesarias para consolidar el modelo de Cooperativas de Vivienda por Ayuda Mutua (CVAM)

En Bolivia el porcentaje de familias que no cuentan con un techo para vivir o que habitan en viviendas de mala calidad según BID es del 75%. Durante 2017 se llevó adelante un replanteamiento del proyecto que tuvo como consecuencia una pausa en la realización de algunos meses. El resultado final fue positivo, porque se logró poner en el debate de las instituciones del Estado el tema de la vivienda cooperativa, especialmente en Cochabamba. Luego de eso, la evaluación institucional de 2018 dio como resultado la consolidación del modelo holístico autogestionado de CVAM y el mejoramiento de las prácticas democráticas en torno a las cooperativas.

Marcela Escalera

Marcela explica el proceso de construir un proyecto de vivienda y hábitat colectivo, según lo aprendido durante su experiencia como cooperativista y con el apoyo de la asesoría técnica especializada de la Fundación.

En Bolivia el trabajo fue con familias indígenas y campesinas, promoviendo la producción agroecológica, la economía del cuidado y diversos emprendimientos productivos en zonas rurales. El país cuenta con una gran población indígena, siendo los pueblos aymara y quechua los más grandes. Por eso trabajamos con mujeres y familias indígenas y campesinas y colaboramos también con trabajadores y trabajadoras en el sector informal que trabajan por cuenta propia en los barrios periurbanos de las ciudades.

En línea con la prioridad estratégica institucional, los dos programas han tenido su centro de gravedad principalmente en las mujeres. En ese sentido, se ha promovido que, en las juntas directivas de las cooperativas, las mujeres estén representadas. Bolivia es el Estado con mayor representatividad en cargos directivos ocupados por mujeres, con un 78%. El impacto de las gestiones en igualdad de género se observa también a través de la organización presente en el territorio “Ciudadanía”, que apoya técnicamente en la incorporación del enfoque de género en las cooperativas de vivienda a través de la implementación de proyectos, acciones, e iniciativas de cambios culturales.

En promedio, el 67% de los cargos directivos de las cooperativas de vivienda son ocupados por mujeres. Bolivia es el caso más alto: cuenta con un 78%.

We Effect ha apoyado siempre el trabajo para aumentar la igualdad de género en cooperativas y también en otras organizaciones. Capacitar a mujeres en sus derechos y lograr cambios en los estatutos de organizaciones resultó en una mayor representación en los consejos ejecutivos. En Bolivia, We Effect ha desarrollado su proyecto según el principio de asignación equitativa de recursos, asegurando que al menos la mitad de nuestro apoyo se destinara a mujeres.

El Salvador

Mujeres en la obra ACOV-UVD. Centro Histórico San Salvador, El Salvador.

“Mi cooperativa”. Así la llama Doña Ana, de 74 años, a la ACOVIVAMSE de El Salvador. Vive en el Barrio San Esteban y se siente feliz: según cuenta, las personas del barrio se sorprenden al ver una cooperativa tan bien organizada y el logro de haber construido, con “Ayuda Mutua”, un edificio de viviendas. “La gente hay veces cuando uno abre el zaguán dicen: ¡qué bonito cómo viven! En su mente creen que aquí vive gente con dinero”, cuenta con entusiasmo.

Para Doña Ana ACOVIVAMSE es un pilar para las demás cooperativas, porque le muestra a las demás cómo es el Barrio San Esteban y qué y cómo son las gestiones. “Para que esta gente sepa que nosotros no hemos entrado a este proyecto por entrar: aquí hemos aprendido” dice. Y continúa: “Me ha enseñado a dirigirme a los medios de comunicación. A mí no me achican los medios. Si a mí me preguntan qué es el cooperativismo yo se los digo y se los explico bien”.

El Salvador es el país más densamente poblado del continente. Sufrió una guerra civil desde 1980 hasta la firma de los acuerdos de paz en 1992. Cuatro años antes — en 1988 — llegó We Effect para apoyar el movimiento cooperativista. Doce años de guerra dejó un país herido y muchos de los problemas que enfrentó en los años posteriores siguen hasta el día de hoy. La falta de oportunidades, la violencia y el déficit de viviendas son desigualdades que los habitantes enfrentan cada día, especialmente las mujeres y los jóvenes y niños. Muchas veces, la violencia y las desigualdades empujan a la gente a migrar al norte. El programa de vivienda y hábitat consistió en la reivindicación de la vivienda inclusiva, sostenible y segura como un derecho humano. A lo largo de los años de cooperación, We Effect ha logrado establecer a El Salvador como un país referente en la región en el tema de vivienda.

We Effect planificó acciones de acompañamiento para mostrar al mundo el Modelo de Cooperativas de Vivienda por Ayuda Mutua como alternativa y, en 2019, se inauguró el primer ministerio de Vivienda del país.

El modelo de cooperativas ha creado mecanismos para el diálogo entre sociedad civil, gobierno y otros actores a nivel nacional, regional y/o global. Es el caso de lo que se logró en 2019, cuando se creó el primer Ministerio de Vivienda de El Salvador. We Effect planificó acciones de acompañamiento junto a las contrapartes, aprovechando una alianza con la Unión Europea, para mostrar el Modelo de Cooperativas de Vivienda por Ayuda Mutua como alternativa. Pero no se trató sólo de levantar techos: la organización en sí estableció redes para enfrentar las resistencias. Según Iris Pérez de la Cooperativa 13 de Enero, que construyó sus casas en 2008 pero que 10 años después continuaba luchando para que otros tengan vivienda adecuada, “la formación política nos da las armas para luchar”. Iris ahora apoya a otras compañeras, contando su experiencia con titulares de obligaciones, y socializa sus estrategias para hacerse escuchar.

El conflicto y la persecución siempre estuvieron presentes. Por ello, el Ministerio de Vivienda promovió la “Ley Especial para el Subsidio y Financiamiento a las Cooperativas de Vivienda por Ayuda Mutua y para la Transferencia de los inmuebles a favor del Fondo Nacional de Vivienda Popular y posteriormente su transferencia a las Cooperativas de Vivienda por Ayuda Mutua del Centro Histórico de San Salvador”, con el fin de dar operatividad desde el Estado a la realización de proyectos habitacionales destinados a este tipo de asociaciones cooperativas que habitan el Centro Histórico de San Salvador, bajo la ejecución del modelo de vivienda por ayuda mutua, con la finalidad de devolver la función habitacional y mejora urbana a la zona del Centro Histórico de San Salvador y sus alrededores. Y dice textual: “En el caso especial que las Cooperativas de Vivienda por Ayuda Mutua cuenten con asociados, ya sea de forma individual o como grupo familiar, que se encuentren en condición de pobreza extrema y/o situación de abandono y además, el grupo familiar cuente con menores de edad, mujeres cabeza de hogar y víctimas de violencia intrafamiliar, personas adultas mayores y/o personas con discapacidad, podrá autorizarse un subsidio específico de hasta el cien por ciento (100%)”.

Carmen Quintanilla

Dirigenta de la Federación Salvadoreña de Cooperativas de Vivienda por Ayuda Mutua (FESCOVAM), explica algunas dificultades que han tenido en garantizar que el Estado salvadoreño ejecute el programa bajo el modelo cooperativo.

La financiación de la Cooperación italiana para la construcción de viviendas en el Centro Histórico de San Salvador fue posible, además, porque la Federación Salvadoreña de Asociaciones Cooperativas de Vivienda por Ayuda Mutua de Responsabilidad Limitada - FESCOVAM supo articular el lobby parlamentario, las movilizaciones masivas y el correcto manejo de la prensa en éste y otros países con dificultades políticas en cuanto cosas como el derecho a la alimentación sana, lo que devino en la suma de este territorio al Programa de concreción de huertos organopónicos.

En el Salvador se logró la aprobación de una Ley especial de subsidio y financiamiento para las Cooperativas de Vivienda por Ayuda Mutua, que resultó la base para la construcción de viviendas en el Centro Histórico.

Durante 2019 en El Salvador se reactivaron comités populares y apoyo a iniciativas de derecho al agua y seguridad alimentaria. También se profundizaron iniciativas de producción agroecológica en las cooperativas de vivienda y se capacitó en mejora de la nutrición.

Según el balance de 2020, se registraron avances de las organizaciones en su capacidad de gestión e incidencia. Además se transversalizó el trabajo en materia de igualdad de género. Organizaciones aliadas se sumaron, como La Colectiva Feminista y el Centro Bartolomé de las Casas, una organización de hombres que trabaja por la promoción de los derechos de las mujeres desde la transformación de la cultura patriarcal, promoviendo que los hombres sean actores del cambio.

La participación de las mujeres en las cooperativas de El Salvador supera el 70%

Guatemala

Cooperativa Fe y Esperanza. Guatemala.

Silvia Martínez pertenece a la cooperativa Fe y Esperanza de Guatemala y realizó la conexión de electricidad de 8 casas. “Aquí aprendí todo, porque me tocaron las primeras. Veníamos con toda la actitud los domingos para poder hacerlo y que otras familias pudieran lograr el sueño de tener su vivienda”, cuenta.

En la etapa constructiva la ayuda mutua reduce hasta en un 30% los costos de la mano de obra de la construcción y las personas reducen con su propio trabajo las cuotas de pago, lo que permite el acceso a viviendas con servicios a un grupo más amplio de las personas con recursos limitados.

Porque acceder a la tierra no es lo mismo que tener titularidad: en Guatemala apenas el 8% de las tierras está en manos de mujeres.

“La gente me dice que toda la vida estamos en pobreza, porque no usamos los químicos y el fertilizante. Pero yo me siento rica, porque tengo mi propio pedazo de tierra” dice Cecilia, una mujer productora.

La vivienda es un derecho que pocas organizaciones abordan, sin embargo, es un prerrequisito para otros derechos. En este marco We Effect ha dado importantes pasos en buscar alianzas con organizaciones de manera que brinden apoyo a los procesos en los países, ya sea para fortalecer lo que hacemos o para dar otro valor agregado. Durante 2019, por ejemplo, se elaboró una propuesta de convenio entre Hábitat para la Humanidad y We Effect para el trabajo en Guatemala como estrategia de financiamiento para nuevas cooperativas. Con MISEREOR de Alemania, se ha mantenido diálogo en Guatemala, El Salvador, Nicaragua y Bolivia, lo que implicó un importante contenido en el tema de vivienda ecológica, dado que son expertos en este tema y compartimos la idea del modelo de cooperativismo de vivienda como alternativa de organización.

Silvia Martínez

Lideresa de COINVIFE, explica cuál es el principal logro que su cooperativa ha conseguido y planea seguir gestionando en colectivo a través de la autogestión cooperativa.

Para Silvia Martínez, “En las noticias es bien triste ver gente expulsada por no poder seguir pagando el alquiler de la vivienda. Sin la propiedad colectiva -en 2020- un banco nos hubiera echado a la calle por no estar al día con los pagos mensuales”. El modelo de CVAM promueve fondos de socorro con diversas modalidades como cuotas mensuales o aportaciones durante el primer año después de la construcción, lo que protege a las personas en sus pagos y disminuye el riesgo de desalojos ante cualquier eventualidad.

Guatemala es el país con mayor cantidad de viviendas construidas, todas con materiales locales. Las ventajas comparativas de las CVAM para enfrentar crisis en el marco del contexto Covid se observan en ejemplos concretos de gestión comunitaria. Como el momento en el que en la Cooperativa Fe y Esperanza se enfermaron tres familias y las otras tomaron medidas: recogieron alimentos y medicamentos, les hicieron los trámites que tuvieran pendientes, recargaron sus celulares para que pudieran seguir aisladas pero comunicadas y les prepararon remedios naturales. Gracias a eso las familias pudieron recuperarse y mantener el aislamiento sin generar nuevos contagios.

Según las Naciones Unidas, las personas que no tienen una vivienda adecuada son 2 mil millones en el mundo y, si la tendencia sigue, al 2025 la cifra subirá a 3 mil millones. En Guatemala esto se traduce en un 67% de las familias. Además, en el territorio existe la persecución a las personas consideradas opositoras a la instalación de proyectos extractivos e imposición de intereses de sectores económicos y políticos que quieren apropiarse de la tierra y los bienes comunes, particularmente a personas de ámbitos rurales, campesinas e indígenas.

En este contexto, la cooperativa Fe y Esperanza ha logrado coordinarse con INACOP en el proceso de formación de una cooperativa de vivienda, desarrollando un taller con 5 cooperativas de vivienda que tienen los mismos estatutos. Esto dio la pauta para dar los primeros pasos hacia la formación de la Federación de Cooperativas de vivienda en Guatemala. Pero en los últimos años se vivieron retrocesos abismales en democracia, lo que se manifiesta en la instalación de fundamentalismos religiosos, económicos, políticos y sociales que van en detrimento del estado laico y de los derechos conquistados por y para las mujeres. Esto se convirtió en un obstáculo para que las acciones en materia de igualdad de derechos tengan impacto en el mediano y largo plazo.

Acceder a la tierra no es lo mismo que tener titularidad: en Guatemala, apenas el 8% de las tierras está en manos de mujeres.

A partir del contexto social, político y económico, donde los derechos humanos, civiles y constitucionales se han deteriorado, el programa ha tomado acciones para alcanzar objetivos, tales como analizar el contexto en todas sus aristas al menos tres veces al año de manera colectiva junto a otros actores de los países y de la región, potenciar cooperación e intercambios entre organizaciones afines al cooperativismo de vivienda por ayuda mutua y fortalecer las alianzas locales y regionales. El mayor desafío se centró en llegar a las comunidades indígenas.

Honduras

Jesper, Yony y Amada. Cooperativa COVIMARL Choluteca, Honduras.

Marta Sánchez tiene 58 años y vive en COVIMARL, una cooperativa de vivienda por ayuda mutua en el sur de Honduras. Antes de unirse a la cooperativa, Marta vivía a las orillas del río de Choluteca. “Antes sufríamos mucho por el río. Aquí estamos felices”, dice.

Marta, que nunca ha tenido un empleo seguro, siempre ha soñado con tener su propia casa. Por ocho años trabajó en una empresa melonera. Cada día trataba de ahorrar lo más posible, pero el dinero nunca era suficiente: ningún banco quería darle un préstamo. El sueño de su propia vivienda parecía irrealizable, hasta que se enteró del modelo de cooperativas de vivienda por ayuda mutua. Fue ahí cuando vio una oportunidad de conseguirlo.

Hoy, Marta trabaja desde su propia casa. En su patio ha instalado una pequeña cocina en la cual hace tortillas tres veces al día. Sus clientes son las otras personas miembras de la cooperativa de vivienda. Otra de las ventajas de ser parte de una cooperativa.

“La primera construcción es la del pensamiento, si no hasta las casas quedan vacías”, dice Marla, de la Cooperativa Guadalupe Santa Fe.

We Effect llegó a Honduras en 1987. Desde entonces hemos trabajado con personas del movimiento campesino, indígena y feminista, además de cooperativas de vivienda.

En las escuelas de formación cooperativista con enfoque en derechos buscamos crear fuerza en las bases y que las organizaciones hagan incidencia en el orden (elaborando propuestas de marcos legales, mostrando proyectos pilotos de que el modelo es factible, elaborando estudios que sustenten eso) además de las movilizaciones en la calle o foros internacionales que muestren que son muchas personas las que demandan este derecho. Como dice Marla, de la Cooperativa Guadalupe Santa Fe: “La primera construcción es la del pensamiento, sino hasta las casas quedan vacías”.

Para Leslie Chávez, de la Mesa Coordinadora De Cooperativas De Viviendas Del Sur - MECOOVISURH, otro de los componentes de la cooperativa es el núcleo de confianza, seguridad y acceso para mejorar la calidad de vida de las familias. También el papel de las mujeres: “Logramos respeto colectivo”, dice. Y concluye: “La cultura, el fútbol y el arte desde el cooperativismo son herramientas y caminos a la paz”

Amada Martínez

Dirigenta de la Mesa Coordinadora de Cooperativas de Vivienda del Sur de Honduras (MECOOVISURH), explica la trascendencia del modelo cooperativo más allá de la vivienda, hacia la construcción de comunidad, como una de sus propuestas principales.

Actualmente, Honduras es uno de los países con mayores niveles de desigualdad en América Latina, según datos de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL). Alrededor del 68% de la población hondureña vive en situación de pobreza y el 45% vive en extrema pobreza.

Durante 2020, We Effect a nivel global elaboró una Estrategia Interina para priorizar la alimentación de las personas más vulnerables. El derecho a la alimentación y el derecho a la vivienda están conectados: la vivienda es clave para construir resiliencia ante pandemias y otros desastres naturales. En este sentido, en Honduras la Cooperativa de vivienda COVISANL amplió su huerto orgánico colectivo, llegando a proveer a más de cien hogares variedad de frutas y verduras agroecológicas. Cuando la producción alcanza, se venden los excedentes a las pulperías (tiendas) vecinas. Según Jeidi López, “En el año de pandemia el autoconsumo ha sido muy importante para alimentarnos bien y reducir los gastos de las familias”.

La ampliación de los huertos orgánicos ayudó a proveer a los hogares de frutas y verduras agroecológicas, lo que además alivianó los gastos de las familias en medio de la crisis del COVID.

El modelo de Cooperativas de Vivienda por Ayuda Mutua tiene en sus propuestas la consecución de una vivienda adecuada para personas vulnerables, sin embargo, en el pasado el movimiento cooperativista no se había planteado que la construcción en cemento es contaminante para el medio ambiente. Por eso durante 2017 se inició la alianza con una nueva organización: la Fundación San Alonso Rodríguez, experta en el uso de materiales alternativos y en el trabajo con pueblos originarios. Luego, en 2018, se instaló un laboratorio científico de construcción con tierra que permite desarrollar investigaciones sobre tecnologías de ese tipo.

Pero la Fundación San Alonso Rodríguez también ha sido criminalizada por la defensa del territorio, especialmente en la zona norte del país. El Estado hondureño ha emprendido una campaña de desprestigio, difamación, criminalización e incidentes de seguridad de varios de sus facilitadores comunitarios. Ante esto, el Programa VIVHA gestionó un apoyo puntual dirigido al Fondo de Protección para Defensores de Derechos Humanos, coordinado por nuestra contraparte Centro de Estudios de la Mujer de Honduras - CEM-H, con la finalidad de apoyar a liderazgos comunitarios amenazados.

Otro ejemplo es el de la cooperativa COPINH, en La Esperanza. Se trata de la Coordinadora Popular de Indígenas de Honduras y es una organización social y política sin fines de lucro, indigenista y pluralista, amplia, solidaria y unitaria de la zona sur-occidental de Honduras con incidencia nacional. Es, además, un espacio generador de debate, capacitación y análisis constante de la coyuntura regional y nacional, que impulsa acciones y propuestas de manera permanente, y su objetivo principal es la defensa del territorio del pueblo Lenca. De esta región era Berta Isabel Cáceres Flores, líder indígena lenca y activista del medio ambiente, asesinada el 3 de marzo de 2016 a los 44 años. Los asesinos forzaron las puertas de su vivienda en La Esperanza para cometer el crimen. En esta área este conflicto, en parte debido al asesinato de Berta, es particularmente emotivo: es más que la lucha contra la pobreza.

Honduras está catalogado por la organización Global Witness como uno de los países más peligrosos para los y las defensores del medioambiente. Por ello, los pilares del modelo CVAM que incluyen la defensa del derecho a la tierra (suelo urbanizable) y a un hábitat digno, ha implicado enfrentarse a intereses políticos, económicos o grupos organizados criminales que se han convertido en los principales focos de violencia.

Otros Países

Casa Modelo, hoy Casa Cultural. Pondores La Guajira, Colombia.

El trabajo de We Effect en la región se ha extendido a otros países como Paraguay, Nicaragua y Colombia. Sin embargo, durante 2019 debió cerrarse la oficina de Paraguay y, en diciembre de 2020, la de Nicaragua. Asimismo, en 2019 iniciamos trabajo en Colombia. Las salidas siempre conllevan desafíos, dado que el programa ha sido concebido con acciones regionales para el fortalecimiento organizacional y la incidencia. Durante el período se han gestado alianzas a nivel regional, tales como la ya mencionada Coordinadora Centroamericana Autogestionaria de la Vivienda Solidaria, COCEAVIS, y la Alianza Latinoamericana de las cooperativas de vivienda, en las que cooperativistas de la región se dan apoyo solidario entre sí aun entre los países donde We Effect ya no tiene presencia.

En el caso de Paraguay, la formación de la Coordinadora Regional de Suramérica COVUAMSUR en 2014 y la consolidación de la COCEAVIS permitieron que en 2017 ambas se pronunciaran para pedir a La Secretaría Nacional de la Vivienda y Hábitat en Paraguay financiamiento para una cooperativa rural llamada SIDEPAR, y lograran, después de movilizaciones y luchas, el financiamiento para 52 familias.

Pero, además, luego de su salida del programa la estrategia fue potenciar lazos existentes de cooperación entre las diferentes alianzas y organizaciones de los países, especialmente FUCVAM de Uruguay.

Otro aspecto importante ha sido el involucramiento de las mujeres, cuya participación superó el 70%. Eso significó un avance del 10% con relación a la participación reportada en el 2013.

María Teresa Denis, Paraguay.

Explica cómo las mujeres han asumido el liderazgo del desarrollo de su barrio cooperativo durante años y cómo esa experiencia fortaleció sus capacidades y posibilidades de integrarse como comunidad.

En Nicaragua, a partir del contexto social, político y económico donde los derechos humanos, civiles y constitucionales se han deteriorado, el programa ha tomado acciones para alcanzar objetivos, tales como analizar el contexto en todas sus aristas al menos tres veces al año de manera colectiva junto a otros actores de los países y de la región, potenciar cooperación e intercambios entre organizaciones afines al cooperativismo de vivienda por ayuda mutua y fortalecer las alianzas locales y regionales.

La crisis política del mes de abril de 2018 tuvo como consecuencia la fractura del modelo de alianza del Gobierno con el sector privado, el aumento de la polarización a nivel comunitario y en el movimiento cooperativista, la caída de la oferta de vivienda para los sectores empobrecidos y la reducción de los ingresos de las personas asociadas a cooperativas. Ante esto el programa analizó el contexto e incentivó a que se diera un acercamiento entre el Instituto Nacional de Vivienda Urbano y Rural (INVUR) y el Ministerio de la Economía Familiar, Comunitaria, Cooperativa y Asociativa. Como resultado se han logrado acuerdos, entre ellos la aceptación de parte de estas instituciones de que las cooperativas de vivienda no caben en ninguno de los programas estatales existentes, lo que ha repercutido en que se plantee la necesidad de formular un programa de vivienda para el sector donde no hay oferta.

En Nicaragua unas 400 mujeres de 12 cooperativas han sido capacitadas en Agroecología. Esto también ayudó a que las mujeres implementaran huertos orgánicos para su propio uso.

“Nunca olvidaré el día que fui a la primera asamblea informativa en la Alcaldía Municipal de León. Hoy soy parte de un gran movimiento de cooperativas”. La cooperativa de Faniz Jirón, Juntando Manos, en León - Nicaragua, fue un proyecto piloto para demostrar al Estado Nicaragüense la viabilidad del cooperativismo de vivienda por ayuda mutua, y que el Estado debe involucrarse con financiamiento, acceso al suelo y subsidio.

En Nicaragua, donde la falta de acceso a la vivienda adecuada alcanza el 78%, ya son 400 las mujeres de 12 cooperativas que han sido capacitadas en Agroecología, muchas de las cuales han implementado huertos orgánicos para su propio uso.

Marcos Martínez, Colombia.

Excombatiente de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), firmante de paz y dirigente de la Cooperativa Multiactiva Paz para Colombia (COOMPAZCOL), explica la importancia tiene la vivienda para el proceso de reincorporación de la población excombatiente y para la construcción de paz en Colombia, a través del modelo cooperativo.

El caso de Colombia parece distinto pero, si bien se lo considera un país de ingresos medios, la desigualdad y la pobreza rural siguen siendo características. El conflicto interno armado que duró más de cincuenta años ha hecho que tenga uno de los mayores índices de desplazados internos del mundo.

Los problemas que desencadenaron el conflicto no se han resuelto y la violencia continúa, en algunas áreas cada vez más. Sin embargo, el interés en el desarrollo rural, la producción y la seguridad alimentaria es alto.

“Nuestro enfoque en soluciones cooperativas, junto con un fuerte enfoque en la igualdad, la equidad de género y la sostenibilidad, ha desempeñado un papel importante en la construcción de sociedades pacíficas. También tenemos una experiencia única en el área de vivienda, que es fundamental ahora que excombatientes se reincorporan a la sociedad” dice Nina Larrea, Directora Regional para We Effect en América Latina.

En 2018 abrimos una pequeña oficina en Bogotá. El plan fue expandir el trabajo, con un enfoque particular en los derechos de las mujeres y la igualdad de género.

En Colombia el conflicto interno armado, que duró más de cincuenta años, ha hecho que el país tenga uno de los mayores índices de desplazados internos del mundo.

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